Hoy, 8 de septiembre de 2023, hace 25 años del día en que salió a la calle el n.º ‘0’ de este periódico, fundado y pergeñado por Rafael Casillas Díaz como elemento de difusión, unión, promoción y expansión, en todos los ámbitos -culturales, deportivos, sociales, políticos, laborales, y muchos etcéteras- de ambas poblaciones de Don Benito y Villanueva de la Serena

Luego se fueron uniendo a esta iniciativa otras poblaciones de nuestras comarcas, como Miajadas, Medellín o Santa Amalia, entre otras, y en estas páginas hemos ido volcando las más destacadas actividades llevadas a cabo en todas estas ciudades vecinas y pueblos a lo largo de estos años.

Podría parecer que ponernos en portada del semanario a nosotros mismos y nuestra efemérides, es una especie de autopromoción, de exaltación del ego, un acto de vanidad, de arrogancia, hasta de chulería. Y sí, es un mucho de todo esto por mi parte. Nos queremos mucho y exaltamos el logro de haber permanecido vivos -de aquella manera, claro- estos años, frente a los que nos han despreciado, ninguneado, censurado, discriminado negativamente, minusvalorado e intentado hacernos desaparecer; ¿está claro, no?. Podemos decir que triunfamos -o que empatamos, al menos-, frente a nuestros detractores, que han tenido sus triunfos y alegrías, hasta la salida a la calle de una nueva edición del semanario, que les amargaba -y les amarga-, un poco, el croissant del desayuno.

No ha sido nunca la intención subsistir para dar por saco a los enemigos (bueno, un poquillo también), sino para seguir opinando, informando y dando un espacio a un montón de extraordinarios compañeros colaboradores, que son los verdaderos héroes de este milagro, y cuyo esfuerzo, entusiasmo, talento y constancia es impagable, literal y metafóricamente hablando.

Los hermanos de Rafael, con su tremendo apoyo siempre, en varios sentidos, y nuestros valientes anunciantes (comercios, autónomos y empresas ejemplares), han sido el soporte fundamental para alcanzar en cada edición el oxígeno suficiente para continuar. Los numerosos suscriptores y los lectores, el vigor y la mano tendida para levantarnos cada vez que fue necesario. Y lo fue.

En nuestra trayectoria ha habido de todo, como sucede habitualmente en la vida: alegrías y tristezas. Las tristezas han estado siempre ligadas a la desaparición de nuestros compañeros queridos. Desde la prematura e inesperada muerte del creador de esta aventura, Rafael Casillas Díaz, en 1999, ha habido muchas otras, especialmente dolorosas, como la de los dos pilares fundamentales del periódico desde su fundación: Guillermo Paniagua Parejo y Tomás Chiscano Andújar, emblemas extraordinarios de esta publicación.

Quiero también homenajear aquí a otros grandes de nuestros colaboradores desaparecidos: Ángel Valadés Gómez y José Antonio Gutiérrez Ortiz; ambos dos, figuras luminosas de la cultura dombenitense y regional. También hemos perdido a lo largo de todos estos años a otros queridos compañeros (cada uno merecería un homenaje particular, que sí hicimos en el momento de la despedida), como Gumersindo de la Corte, Manolo Correyero, Jesús Gómez, el Dr. Alarcón, Teófilo Hernández, José Lemus Fuentes, José María Fernández Santos, Juan José Lozano Santo, Julián Tapia Cabanillas, María Dolores Cabezas de Herrera, Maripaz Coloma, Lorenzo Medel Romero, Manuel Sánchez Gálvez, Valentín Sánchez Calvo, Agustín González, Manuel García Nuñez, José Larrey Martínez y Jesús García Trujillo… A ellos y a los que abandonaron el barco en diferentes momentos -probablemente por culpa del director-, pero que tanto aportaron a este semanario, no hay manera de agradecerles lo suficiente, aunque siguen en nuestra mente y en el corazón de todos, compañeros y lectores.

Y los que permanecen -aun sujetos al barco con poderosas sogas que evitan que naufraguemos-, que son muchos y muy buenos -los mejores, bah- y que ustedes, amables lectores, pueden ver todavía en nuestras páginas reflejando sus pensamientos, convicciones, su talento y su compromiso con este medio de comunicación y con la sociedad en que vivimos, o en otras tareas de colaboración, como los queridos: Sebastián de la Peña, Federico Sierra, Antonio Fernández, Alfonso Calvo, Emilio Hurtado, Pedro Rodríguez, Basilio Fernández, Jesús Adame, Pedro M. Fernández, Diego Soto, Ricardo García, María José Fernández, Mariano Escobar, Pedro Dueñas, Dámaso Giráldez, Antonio María Flórez, José Manuel Villafaina, Gregorio Gil, Blas Curado, Enrique Quemada, Santiago Martín, mi hijo Gerardo, Omar Montoto (junto a Carlos M. y Antonio T.), Benito Gómez, Gabriel Bernardino, Manuel de J. Gallego, Francisco Rodríguez, Guadalupe Mancha, José Ramón Gómez, Beatriz Cortés, Martín Rodríguez y Raúl Haba (rezo por no haber olvidado a nadie; si no fuera así, habrá rectificación… y mil perdones de mi parte).

Tampoco quiero olvidarme de quienes están al frente de todos los puntos de venta del semanario, que gracias a su apoyo y diligencia, hacemos llegar este medio a la ciudadanía.

Acabo, con mi más profundo agradecimiento a todos y la invitación a que brinden con nosotros en nuestras ‘bodas de plata’, en estos días terribles y esperpénticos, ahí fuera, pero jubilosos, aquí dentro. Al menos por un rato…

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