Alfonso Calvo Tapia : ASUNTOS PROPIOS, APLAUSOS EN LA SALA DE PRENSA

el 3/10/2021 23:17:41 (28 Lecturas)

Cuando, como cada año, mi director, Carlos Lamas, me planteó la posibilidad de una colaboración para algunos de los especiales de feria que estaban próximos a salir «si tienes ganas, puedes, quieres o estás inspirado…», la verdad es que lo único que tenía claro, si finalmente aceptaba la envenenada propuesta, es que sería un artículo amable, blando; en los tiempos que estamos no merece la pena meterse en demasiados jardines…

 

Por entonces se anunció el nombramiento de la extremeña Pepa Bueno como directora del Diario el País. Perfecto, me dije, pues me daba pie a hablar de la excelente hornada de periodistas extremeños encaramados en algunas de las mejores cabeceras de los periódicos con mayor tirada nacional. La propia Pepa Bueno, Julián Quirós, natural de Guareña que dirige el ABC, o el calabazón Juan Ignacio Gallardo, al frente del Diario Marca. Eso sin olvidar a ese otro ramillete de periodistas del ámbito deportivo -son los que mejor conozco, por razones obvias- que figuran en nómina de algunos de los mejores programas de radio y televisión; el incombustible trujillano Roberto Gómez, tertuliano en varios medios, el emeritense Isaac Fouto y el pacense Antonio Ruiz, triunfando en deportes Cope, mi paisano Raúl Granado en Onda Cero o el cacereño Jesús Gallego, cara visible de Gol Televisión y Cadena Ser o incluso mi otro paisano, Antonio Rodríguez, narrador del fútbol en diversas plataformas con ciento de miles de seguidores.

Y en esto llegó el ciclón Messi, y todo cambió. Volvió mi bilirrubina a los niveles que suele. No por el astro argentino, sino porque entre la vorágine de noticias que generó su adiós de Barcelona, en dos de ellas, sobre las ruedas de prensa de despedida en la Ciudad Condal y de bienvenida en la Ciudad de la Luz (Paris), leo, con inusitado asombro, que una pléyade de «periodistas», terminan la comparecencia puestos en pie aplaudiendo como auténticos forofos. En París, incluso, fue un tal Omar Fonseca el que incitó al resto a corear el nombre del jugador. Periodistas aplaudiendo a alguien al que han ido a entrevistar. Qué cosas. Y casi lo aceptamos como normal. ¿Qué diríamos si lo hicieran con un político? ¿Y qué pasara el día que a alguno de ellos le dé por abuchear?. A pesar de los pesares, no me imagino yo que se haya llegado a ese extremo en el ámbito más doméstico; al menos no conozco ninguna situación, y de momento al menos se guardan las formas; aunque una vez abierta la veda, todo se andará.

Y entonces me acordé de lo que me contaron no hace mucho, cuando tuve la fortuna de coincidir en un evento con un conocido periodista de nuestra comunidad, cuya firma aparece regularmente en el diario de mayor tirada regional, al que me presentaron esa noche e hicimos buenas migas. Era conocedor de nuestro Semanario y por lo visto y oído, un ferviente admirador: «Sois los últimos de Filipinas, os viene al pelo el ‘resistiré’ del Dúo Dinámico que tan de moda está ahora». Con una fina ironía me contó situaciones rocambolescas que se dan a diario en el mundo de la comunicación, que yo claro que intuía pero no conocía de primera mano. «Tú no sabes lo que es despertarte cada día, y que niñatos recién salidos de la Universidad, que forman parte de los extensos gabinetes de prensa, te llamen al periódico para decirte qué puedes o no puedes preguntar en la comparecencia de esa mañana. Qué debes o no debes publicar en el próximo número; cómo debes enfocar esta o aquella noticia; y da igual el ámbito, político, deportivo o el que quieras, los tiros vienen por todos lados. A nosotros periodistas, algunos con más de dos décadas en la profesión… Ellos que no han pisado la calle, que son yonquis de la informática y el márquetin… ¿Y sabes qué es lo peor?, que la mayoría de las veces les tienes que hacer caso. Porque si no te viene el jefe, o el otro jefe, o el de más allá, con el tema de los ingresos por publicidad, con la amenaza de los despidos y todo ese rollo. Una vez me dijo uno de los peces gordos que la información le importaba un pepino, que aquello era una empresa y el que pone los euros es el que manda, como si tenéis que aplaudir en la sala de prensa…».

Conmigo que no cuenten.

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