Sebastián De la Peña Martín : Especial 22º aniversario. Semanario Vegas Altas y La Serena EL ESPÍRITU DE SUPERACIÓN EN DOS ACTOS Y UNA CONCLUSIÓN ALECCIONADORA

el 21/10/2020 19:54:26 (296 Lecturas)

Respondo a la invitación que me ha cursado el dinámico director del Semanario Vegas Altas y La Serena (en adelante SEVAS), Carlos Lamas, para participar en el número especial dedicado a la Feria de Don Benito

Vivimos tiempos convulsos, tiempos alicatados hasta el techo de zozobras e incertidumbres, tiempos en los que se ha entronizado la desesperanza en el alma de las gentes, tiempos que presagian nubarrones en el horizonte, tiempos que han alumbrado ese colesterol ripioso que se traduce en una convivencia insalubre llena de insultos y resquemores entre unos y otros, reproches y caceroladas entre tirios y troyanos. Tiempos de coronavirus.
¿Qué tema puedo elegir ante tal contexto? Podía haber optado por hacer una apología del infortunio y las desgracias sobrevenidas, inventariar inquisitorialmente a los presuntos culpables de la situación o lanzarme demagógicamente a evadirme de la realidad. Pero no voy a hacer nada de eso. Bien al contrario, quiero rendir un tributo de admiración a todas las personas que han luchado denodadamente contra esta pandemia, a las que salen en la historia y se las ve y a las que viven en la intrahistoria y no se las ve, pero se las siente. Quiero homenajear a todos nuestros muertos y a sus familiares que han padecido ferozmente en sus carnes las consecuencias de esta cruel pandemia.
El doctor Li Wenliang, que fue el primero que alertó del nuevo virus y que posteriormente se contagió y murió, pasó en su China natal de villano oficial a héroe popular en esta rocambolesca historia del SARS-CoV2 que ha erosionado los cimientos de toda la humanidad. Sus padres, que habían enfermado también, pero recibieron el alta, no pudieron despedirse de él. Como infeccioso, su cuerpo fue incinerado de inmediato. Su madre en declaraciones a medios chinos señaló: “Era un hombre con mucho potencial. Con mucho talento. Y no era como otra gente que mintió. Fue leal a sus obligaciones”. Su legado sanitario y ético nos sirve de inspiración para seleccionar el tema de este artículo: espíritu de superación, el principio rector que preside las acciones de las gentes emprendedoras y los pueblos luchadores.
Voy a ejemplificar este concepto con dos historias, en dos actos: los 22 años del SEVAS y la lucha contra el coronavirus.
Si ustedes me lo permiten me van a acompañar en este viaje algunos egregios pensadores para aclararnos el camino: el escritor italiano Umberto Eco, una de las figuras más preclaras en el campo de la comunicación durante el siglo XX, y Noam Chomsky, autor estadounidense al que el New York Times ha señalado como «el más importante de los pensadores contemporáneos». Y algunos invitados más aparecerán.

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PRIMER ACTO: 22 AÑOS DEL SEVAS
El Semanario Vegas Altas y La Serena cumple en estos días 22 años de vida, una edad inusual en este tipo de publicaciones locales y comarcales. Salvo error u omisión, podemos afirmar que el SEVAS es el periódico más longevo en la historia de la información local privada en nuestra ciudad. Heredero de publicaciones tan señeras como La semana (1880), La prensa (1886), Las noticias (1885), La voz de la justicia (1886), El progreso (1895), El mosquito (1897), El independiente (1905), La tribuna (1909), Juventud (1918), La región (1923), El pueblo extremeño (1928), Qué pasa (1993), el SEVAS es un semanario que basa su eficacia en varias características: apuesta por la calidad periodística; conjunción armónica de información y opinión; independencia y credibilidad; pluralidad y materias misceláneas; la preeminencia de los lectores como principio rector de su filosofía periodística; fidelidad y eficacia comercial; el SEVAS como comunidad que cumple una función social al ser una obra coral y colectiva; la especial zona de cobertura al “crear” una comarca natural: Don Benito, Villanueva de la Serena, Miajadas, Santa Amalia y Medellín y la ausencia total de “faramalla periodística” o slanting (en el argot de la comunicación estas expresiones se refieren a los intentos de engañar a los lectores mediante malas artes. Es por todos conocido el código ético, puro y cristalino, que utiliza el SEVAS). Es fundamental que anunciantes, ayuntamientos e instituciones apoyen esta iniciativa porque está enriqueciendo el acervo cultural de nuestras poblaciones.
La semiología o semiótica es la ciencia que trata de los sistemas de comunicación dentro de las sociedades humanas, estudiando las propiedades generales de los sistemas de signos, como base para la comprensión de toda actividad humana. La semiótica distingue entre la denotación (lo que el signo significa) y la connotación (otros signos asociados con él). Umberto Eco escribió dos libros de obligada lectura para entender esta disciplina, “La estructura ausente: introducción a la semiótica” (1968) y “El tratado de semiótica general” (1975), en los que diserta sobre los signos y sus modos de funcionamiento en el mundo social.
Hago esta digresión porque, ciertamente, los signos y sus significados están muy presentes en la comunicación actual. Nos vamos a centrar en una fotografía (la de aquí arriba) como hilo argumental para analizar el trabajo del SEVAS.
Viernes 10 de enero de 2020, 20.45 h. Bar La Estación, Don Benito. Reunión de colaboradores del Semanario Vegas Altas y La Serena.
Como cada año, el director Carlos Lamas nos reúne a los que colaboramos con el SEVAS para pasar un rato ameno y familiar en el que compartimos comentarios y experiencias que nos sirven para conocernos mejor y crear un ambiente enriquecedor de trabajo colectivo.
En un artesanal acercamiento semiótico se observará, desde un punto de vista denotativo, que las personas de la foto posan felices. Hay hombres y mujeres de distintas edades y profesiones. La convivencia es buena. Aunque se estaba iniciando la “cuesta de enero” todo apunta a que en el Semanario existe muy buen “rollo”. Desde un punto de vista connotativo la imagen sugiere que el grupo funciona con empatía. Existe una clara identificación con el proyecto. A pesar de ser un grupo bastante numeroso el semanario ha apostado por la independencia y la libertad de expresión y opinión de sus colaboradores. Pluralidad ideológica, preeminencia de los lectores, familiaridad y rigor informativo son los ingredientes de los que se nutre “la información más cercana”. De esta manera se consigue la credibilidad, una virtud que este semanario, desde su fundador Rafael Casillas hasta su actual director Carlos Lamas, se ha ido labrando día a día, quiosco a quiosco, lector a lector. Enhorabuena por estos 22 años y larga vida.
A esto se llama espíritu de superación: alcanzar nuestras metas, esfuerzo, perseverancia, dedicación, motivación, entusiasmo, coherencia, credibilidad, disciplina, organización, honestidad. Los más modernos lo llaman resiliencia. Nosotros lo podemos llamar SEVAS.

SEGUNDO ACTO: LA LUCHA CONTRA EL CORONAVIRUS: CAMBIEMOS DE CANCIÓN

A finales de 2019 nos llegaban noticias preocupantes desde China. Un virus hacía estragos entre su población. Pero estaba muy lejos. Con posterioridad las noticias eran de escenarios más próximos, como Italia, pero todavía existía distancia. Hasta que a finales del primer trimestre del 2020 se deja sentir ferozmente en España y en todo el planeta. Cuando escribo estas líneas hay más de 25 millones de contagiados y más de 800.000 muertos en el mundo. En nuestro país han aumentado peligrosamente los contagios en los últimos días de agosto.
La situación que hemos vivido, con un necesario pero incómodo confinamiento, nos llama a la responsabilidad individual y colectiva. No hay otro camino. Y creer en la ciencia como única solución al problema.
Es cierto que el coronavirus está condicionando nuestro presente y va a mediatizar el futuro de las próximas generaciones. El impacto sanitario ha sido brutal, pero la depresión económica será intensa. Por ello debemos estar preparados para arrimar el hombro en favor de nuestras familias y aportar nuestra mejor actitud solidaria y generosa para ayudar a todos los que lo necesiten.
En esta ocasión hablamos de manera constructiva de espíritu de superación, es decir, de cordura, prudencia, solidaridad, equilibrio, justicia, valentía, de que somos ciudadanos, pero no súbditos, de pautas, estrategias, disciplina individual y colectiva, de organización, de humildad, honestidad. Y todo ello coordinado desde el liderazgo y el dinamismo de nuestros gestores públicos.
En todo caso, y sin acritud y con todo respeto, me gustaría incidir en algunos aspectos restrictivos que han acontecido, sociológicamente hablando, durante esta pandemia. Creo que la expresión “manipulación industrial de las conciencias”, acuñada por el pensador y filósofo alemán, Hans Magnus Enzensberger, puede definir lo que quiero expresar.
Otra vez Umberto Eco, la semiótica, los símbolos, los signos, las denotaciones y las connotaciones. Resulta palmario que una crisis sanitaria de tal magnitud era imprevisible, que todos los gobiernos han sido desbordados, que se han producido actuaciones deficientes en el mundo entero, que unos líderes han respondido con un mínimo rigor procedimental y que otros han adoptado posiciones pintorescas o han decidido soslayar sus responsabilidades. El reto era tan gigantesco que hay que mostrarse hasta comprensivo con aquellos que ostentaban esas responsabilidades. Pero también es cierto que en esos momentos hay que ayudar y colaborar: en este caso hay que enfatizar el esfuerzo que han hecho individuos y organizaciones en favor de la población más desfavorecida, ejemplos admirables en medio de esta pandemia. Y el pueblo, la inmensa mayoría de la ciudadanía ha respondido con responsabilidad.
Sin embargo, hemos de poner de manifiesto el hecho de que, con un subliminal dirigismo del poder, se nos ha hecho vivir en una especie de realidad virtual y paralela sabiamente aderezada a las 20,00 horas con los efusivos aplausos en los balcones de nuestras viviendas al ritmo del “Resistiré” del Dúo Dinámico. Mientras tanto la lucha colectiva se complementaba con las imágenes de las salidas de la UCI de los enfermos curados, la colección de mascarillas multicolores y los zigzagueantes bulos y noticias falsas en las redes sociales, escenarios de una semántica dialécticamente muy agresiva.
Y algunos gestores públicos, entre lo sermonario y lo picaresco, ahondando en la perversión del maniqueísmo porque en todo relato tiene que haber buenos y malos.
Y es que la realidad verdadera no estaba ni en las esferas del poder ni en los medios de comunicación: no hemos visto ataúdes, ni muertos, no hemos visto cuando se ha tenido que elegir entre tres a la persona que había que poner el respirador, no hemos visto a nuestros abuelos morir en soledad en las residencias, no hemos visto cuando no nos hemos podido despedir de nuestros seres queridos. Y no pretendo hacer ningún reproche porque todo el mundo lo habrá hecho de la mejor manera posible dentro de lo que había. Pero siento que nos han contado una historia a la que le faltaban capítulos.
Todo esto me recuerda a nuestro admirado lingüista Noam Chomsky cuando elaboró la lista de las “10 Estrategias de Manipulación mediática”. A fuer de ser sincero, algunos afirman que el verdadero autor de este trabajo es Sylvain Timsit, un lúcido escritor francés que formuló estas 10 estrategias de las que se valen los poderes políticos y económicos para controlar a los ciudadanos. Tengo para mí que, de manera consciente o inconsciente, durante la pandemia se han utilizado algunas de estas estrategias: distracción (desviar intencionadamente la atención del público de los asuntos más importantes dando relevancia informativa a temas banales e inconsistentes desde un punto de vista social); crear problemas y después ofrecer soluciones (problema-reacción-solución, en política es lo que se llama “globo sonda”); la gradualidad (imponer una medida cuestionable poco a poco para evitar contestación social); diferir una medida futura (es más fácil aceptar un sacrificio futuro que uno inmediato, presentar las decisiones impopulares como necesarias para un futuro mejor o para el bien del pueblo); infantilizar al público (se dirigen a la gente como si fueran niños; se busca una reacción sumisa y dócil, anulando cualquier atisbo de sentido crítico); apelaciones a las emociones (se trata de argumentar con apelaciones emocionales soslayando apelaciones lógicas y racionales); reforzar la autoculpabilidad del individuo (así se trata de inhibir las acciones de los ciudadanos).
En todo caso siempre es bueno adoptar actitudes eclécticas, beber de distintas fuentes y procurar hacer deducciones que sean beneficiosas para el futuro: esto es también espíritu de superación.
Por todo ello ha llegado el momento de cambiar de canción como himno de nuestra lucha contra el coronavirus: hasta ahora en los balcones ha sonado de manera machacona el almibarado ritmo del “Resistiré” del Dúo Dinámico:
“Resistiré para seguir viviendo/Soportaré los golpes y jamás me rendiré/ Y, aunque los sueños se me rompan en pedazos/ Resistiré, resistiré…”.
Y nos ha ido muy bien en el confinamiento. Pero en la nueva normalidad hay que entonar otra melodía más realista y cañera: “Sobreviviré”, de Mónica Naranjo: “Sobreviviré / Buscaré un hogar / Entre los escombros de mi soledad”.
Es el ciclo de la existencia, el espíritu de superación: resistir, sobrevivir, vivir. Y después, morir. Es lo que yo pienso sobre todo esto, aunque, naturalmente, bien pudiera estar equivocado.

SE BAJA EL TELÓN: UNA CONCLUSIÓN ALECCIONADORA EN 3 FRASES

· Para los 22 años del SEVAS: “Todos permanecemos dependientes de los reportajes directos de periodistas valientes y honestos, los que hacen su labor con integridad. Ninguna tecnología va a cambiar eso”. Noam Chomsky.

· Para la lucha contra el coronavirus: “No estoy interesado en recoger las migajas de compasión que caen de la mesa de alguien que se considera mi amo. Quiero el menú completo de mis derechos”. Desmond Tutu.

· Para el espíritu de superación en general: “No he venido a cantar, podéis llevaros la guitarra. / No he venido tampoco, ni estoy aquí arreglando mi / expediente para que me canonicen cuando muera. (…)/ He venido a escuchar otra vez esta vieja sentencia / en las tinieblas: / Ganarás el pan con el sudor de tu frente / y la luz con el dolor de tus ojos.” León Felipe.

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