José Antonio Gutiérrez Gallego : CUIDAR LO NUESTRO, Los cursos de verano, pero del verano de 2018

el 7/8/2018 11:18:14 (1352 Lecturas)

Hace unos días tuve que participar en la inauguración de uno de los muchísimos cursos de verano que asolan la geografía española. Antes de entrar en la materia del curso, me propuse hacer una sesuda reflexión sobre “el sentido” de estas expresiones veraniegas del conocimiento

“El recto camino para llegar a la ética es la estética, ambas dan las bases de lo humano en su más íntima unidad». Inicié mi intervención recordando estas palabras pronunciadas por Don Fernando de los Ríos Urruti, quien fuera Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes de la segunda República y creador de la Universidad Internacional de Verano en 1932. Institución que hoy se conoce como Universidad Internacional Menéndez Pelayo. Ha sido esta institución de educación superior una clara fuente de inspiración para marcar los objetos y fines de los cursos internacionales de verano que se desarrollan en la actualidad.

La expresión estética de poner en representación la salida del conocimiento de las aulas, las matemáticas, la lengua, la literatura, las humanidades, la química, las ciencias sociales, todas las ciencias a disposición de la sociedad, contando con la presencia del poder político, las instituciones, los grupos de interés, los profesionales y los estudiantes, debe ser capaz de conseguir ese fin ético propio de las instituciones universitarias, que no es otro, que transferir el conocimiento al conjunto de la sociedad.

Se podría abordar la efectividad de este discurso en pleno siglo XXI, casi cien años después. Renuncié a ello en mi discurso, pero quizás sea conveniente una pequeña reflexión, pues hay algunos factores que mantienen en cuarentena este proceso de transferencia del conocimiento y la cultura.

Dentro de las posibles consideraciones que se puedan hacer sobre la relación sociedad y ámbito académico, lo más preocupante sea el escaso o nulo interés de la sociedad en general por la cultura y la inquietud por el conocimiento. La sociedad más formada de la historia, pues nunca tantos recursos se pusieron a disposición para la educación. Sin embargo, no hay una verdadera correspondencia con el interés por la cultura. Sirva como ejemplo, las preferencias televisivas de los ciudadanos. Viendo un partido del mundial de fútbol en la televisión, me enteré que uno de los programas más vistos en la hora de máxima audiencia era el nominado como «embarazo de la Rebe». Cuando me interesé por el contenido de este programa, datos y descripciones que ahorraré al lector, quedé profundamente preocupado por el escaso nivel cultural que representaba y los pobres o nulos valores que puede transmitir a los espectadores.

Al mismo tiempo, también se puede destacar el injusto, en mi opinión, castigo mediático que está recibiendo la institución universitaria. La universidad, como cualquier servicio público, debe ser totalmente transparente y estar sometida a la crítica y al control público. Pues estos mecanismos contribuyen a conseguir el cumplimiento de su compromiso con la sociedad. Sin embargo, a veces resultan claramente preocupantes las publicaciones carentes de rigor que critican algunos comportamientos ciertamente reprobables, como si fuera el uso o la norma general de la institución docente, cuando en realidad son de carácter individuales y se producen de forma esporádica. Un ejemplo ha sido la forma despectiva que se ha usado para referirse a los estudios de máster, por algún caso aislado, que sin duda los hay, de injerencia política. Pero no es lo normal en este tipo de estudios, donde los alumnos tienen que hacer un gran esfuerzo para conseguir el diploma que les acredita haber alcanzado la formación de nivel de máster.

El interés por los cursos de verano entre los más cercanos a la institución, como son los alumnos, es muy preocupante, pues no parece encontrarse entre sus hábitos veraniegos. Siendo éstos más proclives a otras actividades relacionadas con el ocio nocturno que con la participación en foros que fomentan la transferencia del conocimiento y la cultura.

Sería, por tanto, necesaria una reflexión sobre el sistema educativo que se desarrolla en el conjunto del estado español, sobre todo atendiendo a los contenidos y los modos de la formación que se imparten en las aulas y fuera de ellas. En una educación que se pretende que esté basada en valores hay determinadas cosas que difícilmente se pueden tolerar. Solo los ciudadanos realmente formados e interesados por la cultura en general pueden alcanzar la verdadera libertad y ejercerla plenamente.

Sin comentario

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *