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José A. Gutiérrez Ortiz : SI SUPIERA ESCRIBIR ESCRIBIRÍA SOBRE... LAS HISTORIAS SE REPITEN
el 6/11/2012 10:20:00 (1697 Lecturas)

Efectivamente, bien sea de año en año o de década a década o de siglo a siglo, los casos históricos suelen repetirse, aunque con otros protagonistas. El tiempo es como un carrusel que nos va pasando y pasando las figuras...

Cuando hoy nos enteramos de algún caso que ha ocurrido, todos decimos que es lo nunca visto. ¡Dónde vamos a parar!. Pero no es así, todo se ha visto, todo se verá y todo se repite, es la razón del ser humano mientras que el mundo sea mundo. Por lo tanto, saquemos algunos casos a colación:

SEÑORES, NO PUEDE SER

Esta frase con la cual se pretende expresar que, a pesar de ruegos, dádivas o influencias, se ha de cumplir la ley. Se ha de castigar a los culpables, antes y ahora.
He aquí un caso que, al parecer viene de Cosme, catalán de oficio sastre, que vivía en Sevilla y sorprendió a su mujer en flagrante adulterio con un oficial suyo. Conseguida y demostrada la culpabilidad, se empeñó en que ambos fueran ejecutados. Ya al pié de la horca, unos frailes franciscanos cercaron al marido e hicieron correr la noticia de que había concedido su perdón, con lo que los adúlteros pudieron escapar en la algarada que se armó, a pesar de que el agraviado, hecho un basilisco, vociferaba y hacía señas de que los ahorcasen. Así lo contaba un romance de época:

Todos le ruegan a Cosme
que perdone a su mujer
y él responde con el dedo:
señores, no puede ser…


Creo que este suceso se podría aplicar a los que, hoy en día, suelen ocurrir en este mundo tan depravado y pecador. ¿Ven ustedes que la historia se repite?

Y DECÍAN LOS MADRILEÑOS: EL MEJOR ALCALDE, EL REY
El rey Carlos III a pesar de ser muy querido por los madrileños, como todo ser humano, también tenía sus flaquezas, sus luces y sombras y por qué no, sus virtudes. Por algún tiempo estuvo dominado por el déspota y aciago ministro Marqués de Esquilache que entre otras maldades, le provocaba motines y ruinas económicas. Pero el pueblo madrileño, a la vez que quería a su rey, odiaba a Esquilache de tal manera que hilos sutiles removían el fondo de las protestas populares en las que hay, por debajo del motín episódico, por debajo de las algaradas callejeras y del ingenuo grito enardecido, propósito de más largo y hondo alcance, salieron: chistecillos, pasquines, versos anónimos corrían por las calles madrileñas, mentideros, botillerías, mentideros y tabernas. Así lo cantaba el pueblo:

“Yo, Leopoldo Primero,
Marqués de Esquilache Augusto
rijo la España a mi gusto
y mando a Carlos Tercero.
Hago en los dos lo que quiero
nada consulto ni informo,
al que es bueno lo reformo
y a los pueblos aniquilo
y el buen Carlos, mi pupilo
dice a todo: "Me conformo"”


Otro desmán económico que se permitió Carlos III, fue huir del tétrico panteón del Escorial y prefiere cuando les llegue su hora a él y su augusta esposa y venga el tránsito definitivo para él y su esposa, hacer el templo de Las Salesas, que duró una eternidad con enormes gastos. También se permitió el lujo de construir el Jardín Botánico. Todo ello era insoportable económicamente, ello provocó que el pueblo protestara llevando a pasquines, las coplillas, de esta guisa:

“Bárbaro Templo
Bárbara Renta
Bárbaro Gasto
Bárbara Reina”


Gracias a Dios, todos estos dispendios terminaron cuando el ministro Esquilache fue destituido y desterrado a su país. Y es que, como decía mi amigo ‘El Turronero’: siempre anima el que no paga.
Estos últimos sucesos los comparo con las obras que, hoy en día, se han hecho sin utilidad como: Polideportivos, en cada pueblo y aldea, sin que hubiera deportistas; Palacios de Congresos sin hacer antes a los congresistas; Aeropuertos sin que hubiera viajeros; Palacios de Justicia, cuando esta brilla por su ausencia; Y multitud de obras faraónicas que no se utilizan porque ya no hay faraones... Y hacen hospitales que no curan y molinos que no muelen .Y así podríamos seguir... ¿Verdad que las historias se repiten?.
Y ya por último he aquí un suceso que Carlos Fisas, en su libro "Historia de las historias", nos relata. Dice que el rey D. Alfonso XII, o tal vez D. Alfonso XIII, cuando fue de visita a un pueblo, fueron tan generosos los actos que le hizo el ayuntamiento que, en un momento, el Rey, dijo al Sr. Alcalde: Por este recibimiento y por todas sus atenciones, dígale al pueblo que les estoy eternamente agradecido. Y el Sr. Alcalde contestó: Majestad, hemos hecho lo que debíamos (“Y debemos lo que hemos hecho”, añadió el Sr. Secretario).
Ahora, estimados lectores, yo les pregunto: ¿A cuántos ayuntamientos les podríamos añadir esta historieta?

Si es lo que yo digo:
cuando Dios hizo la Luz,
más de cuatro ayuntamientos
ya debían tres recibos…

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